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jueves, 7 de marzo de 2019

JAPÓN VINTAGE: MELENAS EDITION

Solamente quería compartir algunas fotos vintage de Japón, y de paso admirar el precioso cabello de estas mujeres. El pelo extremadamente largo es algo que siempre me ha parecido precioso. Ahora me llega por la cintura pero quiero que siga creciendo y creciendo. 

Muchas de estas mujeres eran geishas. Pensad que para lograr hacer muchos de los recogidos tradicionales de Geisha, se necesitaba tener un pelo larguísimo.















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martes, 8 de enero de 2019

LOS SARUBOBO - GIFU

Hola a todos! Hace mucho tiempo que no actualizo nada, pero no he muerto. Aquí sigo. Con la universidad, muy atareada. Y aunque he abandonado el blog, quién sabe, quizás algún día lo retome. Desde que lo dejé en 2015 y volví a retomarlo brevemente, me desanimé porque ya casi nadie me leía como antes. Pero bueno, a estas alturas me da igual, así publicaré lo que yo quiera. 

¡Mirad lo que me han traído los Reyes! 
Son muñecos sarubobo, de la ciudad japonesa de Takayama, prefectura de Gifu. Son muñecos artesanales que traen buena suerte. Cada color es un atributo diferente. 
La traducción de la palabra sarubobo es "bebé mono" (saru es mono) y es un amuleto que le daban las abuelas a sus hijas, aunque a otros miembros de la familia también. En general, era un hechizo de buena suerte y de protección contra los malos espíritus, aunque también servía para proveer un matrimonio feliz o un parto fácil. 







Aquí una foto con lo que representa cada color de los sarubobo.

Según la mujer de la tienda, los sarubobo no se suelen comercializar en el extranjero, y que en conclusión habíamos tenido suerte al poder comprarlos. Sinceramente creo que es una táctica para vender o algo, porque los sarubobo son un souvenir muy famoso de la zona. Pero bueno, son muy bonitos y curiosos, ¿no creéis?

¡Feliz 2019! 

miércoles, 1 de noviembre de 2017

LAS OIRAN: ANTIGUAS CORTESANAS JAPONESAS

Las Oiran eran las prostitutas de más alto rango de Japón, a día de hoy desaparecidas. Tenían una estética muy parecida a la de las geishas, y también eran mujeres cultas y formadas. El estilo de sus elaborados kimonos marcaba tendencia y creaba modas, y algunas se hicieron bastante famosas. La principal diferencia entre ellas y las geishas es que las oiran, aparte de bailar, cantar y entretener a sus clientes, ejercían la prostitución. Estaban confinadas en los barrios de placer, y eran esclavas sexuales. Son sin duda una figura trágica. La mayoría provenía de familias de campesinos pobres, que acosados por la miseria, vendían a sus hijas pequeñas, de 9 o 10 años, a burdeles de oiran a cambio de una gran suma de dinero. La “madame” se encargaría de su formación y costear los caros kimonos, peinados, maquillaje, etc, y de su manutención. Sin embargo, las pobres oiran adquirían una colosal deuda con ella, y debían trabajar duramente hasta pagarla. Al ingresar definitivamente en su prostíbulo, firmaban un contrato que les impedía salir del barrio hasta que la dedua se pagara. Si por lo que fuera eran expulsadas del burdel, se convertían en hashi, prostitutas callejeras de la más baja estofa. 
Incluso aunque pagaran su deuda, su futuro era incierto. ¿A qué podía dedicarse una mujer soltera, sin familia, en aquella época? Cuando envejecían, actuaban de representantes de las más jóvenes.

El rango más alto de Oiran se denomina Tayū. Eran las cortesanas de los hombres más poderosos, incluso de señores feudales.  Después le seguían las sancha y las umecha para los samuráis y burgueses adinerados, respectivamente. Más abajo estaban las zashikimochi (literalmente, “dueña del piso”) y las heyamochi (“propietaria de la habitación”). Finalmente en el rango más bajo estaban las yuujo y luego las oiran que fueron expulsadas, las hashi. Una aprendiz de oiran se llamaba kamuro.
Ahora hablemos de su historia. Las Oiran surgen en el periodo Edo (1600-1868), en el que había una ley que dictaba que los burdeles debían establecerse separados del resto de la ciudad, en los conocidos barrios del placer. Estos barrios o yuukaku estaban rodeados por grandes muros, que pretendían esconder su sórdida realidad y evitar que las prostitutas escaparan de su cruel destino (no os olvidéis que muchas llegaban allí víctimas de la trata y venta de personas). Las Oiran más famosas fueron las del distrito Yoshiwara, en Tokio.
Las Oiran eran las cortesanas de lujo de aquellos infames barrios. Sin embargo, al no poder salir de su distrito, se acabaron quedando anticuadas y su popularidad decreció. Tened en cuenta que no podían comunicarse con el mundo exterior. Mientras Japón cambiaba, ellas seguían hablando de manera muy formal y arcaica, y comportándose de igual manera. Además, para disfrutar de sus servicios al completo, los clientes debían tener un gran nivel cultural. Contratar a una oiran era extremadamente caro. 
Al final, los japoneses prefirieron a las prostituas normales, e incluso a las geishas. De hecho, estas últimas les hicieron gran competencia hasta que las oiran desaparecieron. La última oiran de gran estatus renunció hace cientos de años. Eso sí, sigue habiendo desfiles dedicados a ellas (Oiran-dochu) en los que se imita su estilo y las chicas se disfrazan de ellas.

Diferencias entre geisha y oiran: 

Las oiran llevaban el obi o cinturón atado en la parte frontal, mientras que las geishas lo llevaban atado en la trasera. Esto se debía a que las oiran debían quitarse el obi y el kimono muchas veces durante la noche ellas mismas. Una geisha necesita la ayuda de alguien para que le ate el obi por detrás. 
Otra diferencia clara es la indumentaria. Los peinados de las oiran son mucho más complejos y voluptuosos, al igual que sus kimonos. De hecho, las cortesanas utilizaban uchikake, kimonos vistosos y recargados que hoy en día se suelen emplear en bodas. El estilo de las geishas es infinitamente más sencillo. Su maquillaje, su peinado, sus ropas, hasta sus adornos en pelo son más simples.

CONTRATAR A UNA OIRAN Y CURIOSIDADES:

No creáis que era algo sencillo… Para contratar los servicios de una de estas cortesanas, el cliente primero debía gastar mucho dinero en la casa de té para demostrar que era digno de la oiran. Después, se le daría el permiso de visitarla. Pero esto no acaba así, pues antes de consumar el acto sexual, debía encontrarse con la oiran tres veces. La primera vez, la oiran simplemente se sentaba a una prudente distancia de él, no hablaba, no bebía, ni interactuaba con él. Solamente juzgaba y decidía si era digno de sus servicios. El cliente tendría que alardear de su riqueza junto a otras yuujo (oiran de rango bajo, aprendizas) delante de ella. La segunda vez, se hacía lo mismo, solo que la oiran se sentaba un poco más cerca del cliente, que tendría que enseñar su poder y dinero de nuevo.
Y por último, la tercera vez que se encontraran, la oiran haría su trabajo. 
Como podéis observar, la oiran tenía un estatus social más alto que el cliente, y era ella quien elegía a quien ofrecer sus servicios y a quién no, cosa que no era común en prostitutas de más baja estofa (yuujo), con quienes las cosas eran mucho más sencillas. Cada vez que una oiran salía para trabajar, iba acompañada de niñas o chicas adolescentes que la ayudaban y sujetaban su aparatoso kimono uchikake, llamadas kamuro y shinzou.
(KAMURO – FURISODE SHINZOU – OIRAN)

Las oiran, aisladas y ancladas en el pasado, inventaron su propio dialecto, llamado kuruwa kotoba, en parte también para ocultar su acento provinciano. Por ejemplo, solían decir “arinsu” al final de cada frase.
Algunos os preguntaréis, ¿por qué alguien querría contratar a una oiran? Sus servicios eran complicados de conseguir, además de carísimos. Normalmente, era un signo de poder y elevado estatus poder contratar a una cortesana. Así que muchas veces, se tomaban la molestia de pedir sus servicios para presumir y fardar. Por otro lado, no vamos a negar que tenían su gracia, por su cultura, su refinamiento y su espectacular apariencia. 
 
Fuente de la imagen













https://tokyobling.wordpress.com/2014/04/17/more-yoshiwara-oiran-parade/  De aquí he sacado estas preciosas fotos. Visitadla si queréis ver fotos del Oiran Dochu, o desfile de las Oiran, y más fotos de festivales japoneses.











Las Oiran llevaban unos peinados muy recargados y exuberantes, que recuerdan un poco a los de la princesa Amidala.

En fin, como siempre, espero que os haya gustado. Esta entrada complementa a la de las geishas que hice hace poco. Si queréis leerla, pinchad: aquí  

sábado, 30 de septiembre de 2017

LAS GEISHAS: TODO SOBRE SU MISTERIOSO MUNDO

A día de hoy, las geishas son un importante símbolo de la cultura tradicional japonesa. Su existencia siempre ha estado rodeada por un halo de misterio y elegancia, que ha fascinado tanto a japoneses como a extranjeros. Su mundo secreto e impenetrable se conoce como Karyukai (El mundo de la flor y el sauce). Por desgracia, en Occidente no acaba de quedar claro qué son estas mujeres en realidad, así que aquí estoy yo para despejar cualquier duda.
















¿Qué son las geishas?


Las geishas (芸者), o como son conocidas en Kyoto, "geiko"; son básicamente damas de compañía, que deleitan con sus artes en banquetes, reuniones, fiestas, etc. Su formación es variada y saben de arte, literatura, danza tradicional y tocan instrumentos típicos como el shamisen. Son además grandes conversadoras, ya que su función es entretener y hacer que sus clientes pasen una agradable velada. También son expertas en la complicada ceremonia del té.






 Geisha tocando el shamisen

Cierto es que la mayoría de la gente que las contrata son hombres (no siempre es así), que desean disfrutar de compañía femenina distinguida. Las bromas y los coqueteos están incluidos en el servicio, pero NUNCA se llega al acto sexual. De hecho, esto está terminantemente prohibido. Al contrario de lo que se piensa en Occidente, las geishas NO son prostitutas. Que algunas por necesidad hayan caído en este mundo o que algunas madres geisha vendieran la virginidad de sus maiko o aprendizas, es harina de otro costal. De todos modos, hablaré más detalladamente de todo eso más adelante. 
En definitiva, pasar la noche con un grupo de geishas puede incluir espectáculos de danza, recitación de poemas, servir el té, y una agradable conversación. Sin duda debe ser una experiencia muy curiosa. 
Hoy en día se concentran mayoritariamente en Kyoto, siendo Gion su hanamachi (barrios donde operan las geishas) más destacable.

Aquí os dejo dos vídeos donde podréis ver por vosotros mismos un poco del arte de las geishas: 




 
El origen de las geishas:

Las primeras geishas surgen en el periodo Edo (1600-1868). Esta es la época más llamativa de Japón: samurais, shogunes, señores feudales, actores kabuki, geishas y artistas de todo tipo. 

En el periodo Edo se decidió que los burdeles debían estar separados del resto de la ciudad, en los conocidos barrios del placer o barrios rojos (yuukaku). En estos distritos también tenían lugar otro tipo de actividades como el juego y similares. Con el tiempo, acabaron convirtiéndose en las zonas más activas e interesantes de la ciudad, donde aparte de la compañía de bellas señoritas, se podía disfrutar de la cultura y el refinamiento. Es precisamente ahí donde el mundo de las geishas comienza a surgir. 

Sorprendentemente, las primeras geishas fueron hombres. Se los conocía como hōkan o taikomochi. Se dedicaban a bailar, cantar y eran prácticamente como bufones. Su cometido era entretener en reuniones y fiestas. Digamos que hacían reír a los invitados antes de que fueran a darle rienda suelta a la pasión con sus cortesanas. 
Las cortesanas, u oiran, eran mujeres de gran cultura, y antes de consumir el acto sexual, ofrecían espectáculos de baile, cantaban, etc. Pero poco a poco, esto fue perdiendo popularidad, porque al final, lo que esperaban los clientes de ellas no era precisamente arte. Era sexo. Por tanto, acabaron prefiriendo a prostitutas vulgares, más baratas, y sin tanto ritual previo. Esto le allanó el camino a las geishas, ya que seguía habiendo un público interesado en sus habilidades.

La primera geisha mujer fue una cortesana que destacó notablemente por sus artes, llamada Kikuya. Se estaba arruinando como muchas otras oiran, y desesperada, se autoproclamó geisha. Poco a poco, jóvenes bailarinas u odoriko fueron cobrando protagonismo y las mujeres fueron desbancando a las geisha hombres y apoderándose del oficio. A pesar de que en sus inicios muchas fueran prostitutas, pronto dejaron esta ocupación para dedicarse tan solo a la parte artística. Se crearon las primeras okiya o casas de geishas. 

*Las geishas tal y como las conocemos hoy son el resultado de un cóctel muy variado. Desde los primeros "geisha" hombres, las oiran, las bailarinas profesionales u odoriko, los actores de teatro tradicional kabuki (tienen cierta influencia de ellos, de ahí el maquillaje blanco), y otras mujeres que antiguamente se dedicaban a actividades similares a las de las geishas, como bailar y entretener en fiestas del té.*

En el año 1779, la ocupación de las geishas fue reconocida como profesión y arte, y se decretó una ley llamada Kenban. Su objetivo era evitar que las geishas cayeran en la prostitución. Se las obligó a vestir de manera más sencilla para que fueran distinguidas fácilmente de las cortesanas. Además, solían ser controladas y acompañadas a todos los lados a los que iban, para impedir que vendieran sus cuerpos. El contacto físico estaba estrictamente prohibido y con el fin de que no se llegara a intimar, solo podían ser contratadas en grupos de tres. Ya no se les permitía salir del barrio de placer para ejercer su profesión, puesto que esto era considerado competencia desleal a las cortesanas, que estaban tristemente confinadas entre los muros de sus burdeles.

Por aquella época, a pesar de las estrictas normas, la popularidad de las geishas se había disparado. Una vez distinguidas totalmente de las cortesanas, empezaron a destacar. Las geishas eran más elegantes, sencillas y refinadas. Además, tenían dotes artísticas muy desarrolladas. Vamos que, ¡sabían hacer de todo! Mientras tanto, las oiran se habían quedado anticuadas, y sus excesivos adornos y estridente estilo de vestir empezaba a cansar a los clientes.


Las geishas en épocas posteriores:

A finales de la época Edo, un grupo de samurais descontentos quisieron planear un golpe de estado y acabar con el dominio del shogun (dictador). Utilizaron las okiya o casas de té de las geishas como bases secretas para reunirse entre ellos. Las geishas se caracterizaban por saber guardar secretos muy bien. Una geisha jamás hablará mal de un cliente ni revelará ningún trapo sucio, ese es uno de los requisitos fundamentales para ser una buena geisha. Mantener la boca cerrada, jamás expresar tus sentimientos, ser siempre educada y amable.

Los enemigos del régimen acabaron por derrotar al shogun, y en 1867 el emperador Meiji subió al poder.
Por aquel entonces, las geishas eran aliadas del grupo más poderoso del país. Su reputación y estatus estaba por las nubes. Muchas de ellas se casaban con altos cargos del gobierno y tenían clientes muy selectos y adinerados.
Cierto es que en la era Meiji, Japón se empezó a modernizar. Sin embargo, debido al potente nacionalismo en auge, su prestigio no disminuyó, y acabaron siendo un símbolo de la tradición japonesa y de sus valores. Eran el ideal de mujer japonesa, las chicas más hermosas, sofisticadas y elegantes. Solían ser también el referente de moda, las modelos de las revistas.
A principios de los años 30, el número de geishas era 80.000, el mayor en su historia. Las geishas de Kyoto se convirtieron en las más populares, ya que en esta ciudad se conservaban mejor las costumbres. Gion era el barrio con las okiyas más selectas. Había mucho dinero y la gente era muy generosa con las ellas. De todos modos, ahí comienza una etapa oscura para el negocio. Se cuenta que en esta década se vendía la virginidad de las geishas ante el éxito que tenían, y que las madres geishas eran mujeres sin escrúpulos. Rara vez las chicas ejercían la profesión por voluntad propia. 

El declive de las geishas comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, que marcó un antes y un después. Los soldados americanos a menudo confundieron prostitutas con geishas. Había tantas chicas desesperadas afirmando ser geishas que su reputación fue mancillada.

En la actualidad, la demanda de geishas ha caído en picado. Pocos hombres son lo suficientemente sofisticados para estar a la altura de una geisha. La progresiva occidentalización de Japón tampoco ayuda. Eso sí, podemos decir que las geishas de hoy en día son más libres que nunca.


Convertirse en geisha:

Para ser geisha hay que pasar un riguroso entrenamiento que dura años. Cuando una niña ingresaba en la okiya o casa de geishas, se convertía en shikomi, es decir, criada de las geishas más experimentadas. Era normal en Japón servir a tus maestros antes de comenzar tu enseñanza como tal en el oficio. Pasado un tiempo, se conviertía en minarai. En esta etapa, simplemente aprendía observando a las demás geishas. Asistía a fiestas, pero no conversaba con los clientes ni participaba de ningún modo. Se supone que su elaborado kimono hablaba por ellas. También se la emparentaba con una hermana mayor u onee-san, que sería su mentora y maestra hasta que completara su formación. Se celebraba una ceremonia de unión con la onee-san, llamada san-san-kudo (tres-tres-cambios), en la que se intercambiaban sake tres veces. En esta ceremonia recibían su nuevo nombre. Por ello, todas tienen nombres sonoros (algunos incluso inventados) como Ichimaru, Katsutaro, Satohina, etc.
Después de dos meses de solo observar y callar, la chica se convierte en maiko, y pasa a pintarse ambos labios en vez de uno como hacía antes. Ahora ya puede entretener a los clientes como si fuera una más, eso sí, siempre tomando ejemplo de su onee-san y compañeras con experiencia. Las maiko no ganan dinero, todo se lo queda la okiya y su hermana geisha.
El período de aprendizaje de una maiko dura tradicionalmente desde los 15-16 años hasta los 21, cuando se convierte oficialmente en geisha. Aunque también era común que durara más, porque antes niñas muy pequeñas se unían a la okiya. 










En las fotos podéis observar a algunas maikos. ¿Cómo distinguirlas de las geishas? Fácil. En primer lugar, las maikos son mucho más ostentosas que las geishas, y suelen llevar kimonos con muchos adornos y de colores vivos. En el pelo llevan numerosos kanzashi o adornos, mientras que las geishas se ponen menos y mucho más sencillos. El kimono de las maikos es un furisode, es decir, de mangas largas. El de la geisha es más sobrio y discreto, con menos dibujos y de colores apagados. Además, las maiko llevan un tipo de obi o cinturón especial, llamado darari, que es exclusivo para ellas:




Como veis es extremadamente largo y se distingue del obi típico de las geishas (fukuro), que lo puede usar cualquier mujer que se ponga un kimono.
Otra diferencia es que el peinado de una geisha suele ser diferente al de la maiko. Las geishas llevan pelucas de gran calidad hechas de cabello natural, mientras que las maiko lucen su pelo real, laboriosamente peinado por peluqueras especializadas. 



La maiko aprenderá:
-Danza tradicional, instrumentos típicos como el shamisen, shakuhachi (flauta de bambú), taiko (tambor), canciones clásicas, literatura, poesía, teatro, ikebana (arreglos florales),
sadō (ceremonia del té japonesa), entre otras muchas cosas. Además, a medida que coja experiencia con la clientela, aprenderá a dar buena conversación y a ser buena en juegos de azar.

EL ERIKAE:

Es la ceremonia definitiva por la cual una maiko se convierte en geisha. En ella, se cambia el cuello de su kimono, rojo y con bordados de su etapa de aprendiz, al blanco impoluto de la geisha. Algunas pocas, incluso durante un breve período de tiempo antes del erikae, tiñen sus dientes de negro.
La imagen es propiedad de Laura Tomàs Avellana, de la web Japonismo (recomendadísima) He aquí el link donde aparece: https://japonismo.com/blog/como-distinguir-entre-maikos-y-geishas#comment-101080




Geishas famosas:

**Mineko Iwasaki: Mineko Iwasaki es sin duda la geisha más famosa del mundo. En su momento, fue reconocida como la geisha más talentosa de todo Japón. Entretuvo a eminencias como la Reina Isabel II de Reino Unido y al Príncipe Carlos de Inglaterra. Sin embargo, se retiró inesperadamente con 29 años. Probablemente se cansara de este exigente mundo y de su propio éxito. 
Artur Golden la entrevistó para crear su famoso libro "Memorias de una Geisha". Sin embargo, no mantuvo el acuerdo de confidencialidad y mencionó su nombre en los agradecimientos. Esto le trajo multitud de problemas y amenazas por quebrantar el código de silencio de las geishas. A raíz de esto, escribió su propia versión de la historia. "Vida de una geisha" es su libro, os lo recomiendo leer.


  
Okichi: La historia de Okichi es muy triste. Todo comenzó cuando  en 1856, Townsend Harris, un cónsul estadounidense, llegó a Japón con el objetivo de crear un tratado comercial. Japón en aquel momento era un país profundamente cerrado y xenófobo y no le recibieron con las manos abiertas. Los occidentales no eran bienvenidos, y no querían tener ningún acuerdo con ellos. Pero poco a poco, fue ganándose su confianza. El gobernador, queriendo agradarle, le envió a una de las geishas más hermosas del lugar para que le hiciera compañía. Esta geisha era Okichi. La desdichada Okichi se enamoró al instante de Townsend Harris, y fue su amante. El gobierno quiso que les facilitara información suya, pero ella fue muy reticente. Por desgracia, una vez que Townsend Harris hubo concluido su misión, se marchó de Japón y olvidó a Okichi. Ni la mencionó en su diario de viaje. Ella, deprimida y rechazada por su comunidad, se sumió en el alcoholismo y murió. Pero cada año, las geishas de Shimoda, donde desembarcó el cónsul, le rinden culto y le hacen ofrendas.



Sadayakko (Sada Yacco): Fue una aclamada actriz, bailarina y geisha. Fue ella quien dio a conocer el teatro tradicional japonés a Occidente. Actuó por toda Europa y América. Durante finales del siglo XIX y principios del XX, fascinó a todos con su talento y fue muy famosa. Fue símbolo de la mujer japonesa independiente y todo un icono.




Ichimaru (市丸): Esta es una de mis preferidas. Ichimaru nació en 1906, y provenía de una familia muy pobre con 10 hijos. Sus padres, desesperados, la vendieron a una okiya a corta edad, en la que se formó hasta ser una talentosa geisha. Una vez, un cliente le pidió que cantara, y ella, al no saber, sintió tanta vergüenza que no paró hasta que consiguió ser una cantante excepcional. Es uno de los referentes de la música Ryūkōka, precedente del Enka. Sus canciones Tenryuu Kudareba y Chakkiri Bushi me encantan. Os la recomiendo si os gusta la música japonesa antigua y tradicional. Es curiosa la manera que tienen de cantar.



Tenryuu Kudareba (天竜下れば)



Chakkiri Bushi (ちゃっきり節)

Katsutaro Kouta: Cantante  geisha de los años 30. Mejores canciones: Shima no musume, Sakura Ondo, Okesa Odori, Ooshima Okesa... Fue rival de Ichimaru.



Sakura Ondo



Okesa Odori

Algunas otras geishas destacables fueron Hanko Kagurazaka, también cantante (aunque posterior que Ichimaru y Katsutaro), y Toyochiyo (pincha aquí para leer un poco sobre ella), una chica de grandísimo talento.
  


Polémica con "Memorias de una Geisha" y el famoso Mizuage:



Como he contado antes, el autor Arthur Golden escribió un polémico libro titulado "Memorias de una Geisha." En él, cuenta la vida de una joven maiko llamada Sayuri. La célebre geisha Mineko Iwasaki fue entrevistada por Golden para documentarse. Sin embargo, según Mineko, Golden tergiversó la información que ella le dio y en su libro describió una deformada versión de la vida de una geiko. Golden, entre líneas, dio a entender que las geishas eran una especie de prostitutas ritualizadas. 
La mayor controversia se halla en que la virginidad de Sayuri es vendida al mejor postor mediante un ritual llamado mizuage. Mineko aseguró que nada de eso le había pasado a ella ni a ninguna geisha de Kyoto. Mineko demandó al escritor por difamación e incumplimiento de acuerdo. Afortunadamente, todo quedó en un acuerdo amistoso.


*Pero, ¿venden realmente las geishas su virginidad? ¿Son prostitutas como tanta gente afirma? 


Por más que me he esforzado en dar con una respuesta clara a esta pregunta, no la he encontrado. Cada quien dice una cosa diferente de acuerdo a sus intereses. Puedo decir que no son prostitutas, ellas no se venden a sus clientes. Sin embargo, todo tiene matices. Se habla de que sobre todo a principios de siglo XX, algunas despiadadas madres geisha sí que subastaron la virginidad de sus pobres maikos, como parte de un ritual de iniciación. Tened en cuenta que lo que pasaba entre las paredes de la okiya estaba envuelto en un oscuro secretismo. Sin embargo, estoy segura de que no todas seguían esta práctica, y solo se daba en okiyas regentadas por madres geisha avariciosas que solo veían a las chicas como una fuente de dinero. Se dice que se llegó a pagar la cifra récord de 700.000€ por la virginidad de una joven maiko. 
Muchos defensores de las geishas dicen que el mizuage no era más que un cambio de peinado, que marcaba el inicio de su vida como geishas. Es cierto que después de esta infame ceremonia cambiaban el estilo de peinado, el cuello del kimono y demás, pero esto no quiere decir que no sucediera. Lo que está más que claro es que esta práctica NO ocurre hoy en día. Ahora las geishas lo son porque quieren, se unen a este estilo de vida por decisión propia.


Otro asunto significativo es el de los danna. Entre muchas geishas, era costumbre tener un patrocinador que costeara algunos de sus caros kimonos, maquillaje, formación etc. En muchos casos el danna era el amante de las geishas e incluso el padre de sus hijos. No queda muy claro si ellas los amaban de verdad o si su relación dependía de los bienes materiales que el danna podía dispensar. De todos modos, repito, no todas las geishas tenían o tienen danna. (Como podéis observar, las geishas pueden tener novios o amantes, incluso hijos, aunque estos eran concebidos mayoritariamente fuera del matrimonio. Las geishas no se casaban, o si lo hacían, se retiraban de su profesión. Su trabajo les quitaba demasiado tiempo y no podrían dedicarse a la familia.)
En los viejos tiempos, al danna lo elegía la madre geisha. Por tanto, las geishas podían verse aprisionadas en relaciones con hombres a los que no amaban.
El concepto de los danna no es nada nuevo. Es lo que aquí llamaríamos "sugar daddy." Tú eres la querida de un empresario libidinoso, y a cambio él te invita a restaurantes caros, al teatro, te hace "regalos", etc.  
Actualmente que una geisha tenga danna es algo extremadamente inusual.


Otra cosa que es importante aclarar es que durante la ocupación de Japón en la Segunda Guerra Mundial, muchas prostitutas corrientes se presentaron ante los soldados nortamericanos como "geishas", cuando de geishas no tenían nada. Solo querían cobrar un poco más. En parte por eso, los occidentales tenemos la visión de que no son más que prostitutas, y eso no es así. 

Hoy en día, las "hot spring geishas" son mujeres que se visten como tales para atraer a su clientela. Trabajan en baños termales y apenas tienen formación cultural. Realmente, con lo que de verdad ganan dinero es con el sexo.


El lado oscuro del mundo de las Geishas: 


Para mí, lo peor de las geishas es que hasta hace relativamente poco, muchas estaban obligadas a serlo. Antiguamente, los campesinos eran miserablemente pobres. Algunas veces, desesperados, vendían a sus hijas a las okiya porque no podían mantenerlas. Al caer bajo la responsabilidad de la madre geisha, las niñas adquirían una deuda colosal que debían pagar con lo que ganaran con los clientes. Y es que la madre geisha u okaasan, no solo pagaba su carísima formación, sino los kimonos, el maquillaje, la peluquería, y otras necesidades básicas. 
Estas chicas acababan presas de su deuda. Eso sí, una vez que se hubieran convertido en geishas de éxito, podían independizarse, actuar por libre o dejar la profesión. ¿No creéis que es muy triste ser vendida y separada para siempre de tu familia siendo una niña? 
Las madres geisha no solían ser ángeles. Algunas veces, pegaban a las aprendizas y eran muy estrictas. Como he comentado antes, algunas hasta llegaron a vender la virginidad a las maikos, ya que mientras estuvieran bajo su tutela, eran objetos de su propiedad. Sé que esto es ampliamente discutido, pero estoy segura de que ocurrió. Hay gente malvada en todo círculo social. 
De todos modos, es verdad que es mil veces mejor ser vendida a una okiya que a un burdel de poca monta, lo que era también habitual en aquellos tiempos. Por lo menos, si tenían suerte, la madre geisha era benevolente y las niñas tenían la oportunidad de conseguir una vida mejor. 
Otro aspecto que me desagrada es... ¡EL MACHISMO QUE DESTILA EL ASUNTO! Pensadlo bien... Las geishas son mujeres formadas y cultivadas, sí, pero su vida consiste mayoritariamente en complacer a hombres entraditos en años. Muchas veces, son unos borrachos que no aprecian su arte como es debido. Escuchando testimonios de clientes, he visto de todo. Desde cincuentones y viejos verdes adinerados que disfrutan saliendo por ahí con las maikos más jóvenes, hasta seres despreciables que sueltan perlas como: "me encanta su debilidad", "echo de menos cuando las mujeres se dedicaban en cuerpo y alma a complacernos", "están entrenadas para servir, son como robots con nervios", etc. Otro hombre decía: "Antes mi mujer hacía cosas por mí como prepararme el baño, enjabonarme la espalda... ¡Ahora pasa de mí! Por eso me gustan las geishas, ellas sí que desean hacer lo que les pido." Eso es lo que muchas veces atrae a los clientes de las geishas: su habilidad para halagar el ego masculino. Ellas mismas dicen que es fundamental saber hacerlo para tener éxito. 
Dado que esos hombres son mayores, siguen teniendo la mentalidad de que la esposa representa el hogar y la seriedad, mientras que la diversión y el jolgorio se encuentra fuera.
Las geishas representan el ideal japonés de mujer sumisa, dócil, y de maneras suaves. Siempre sonriente, siempre dispuesta a agradar. Guardan silencio y se callan lo que piensan o sienten. De verdad que a veces conviene hacer un análisis concienzudo de lo que significa todo eso, de qué hay realmente detrás. 


¡Y CON ESTO NO NIEGO QUE LAS GEISHAS SEAN ARTISTAS GENIALES! Son talentosas, encantadoras, elegantes, y sus kimonos son espectaculares. Tan solo es una opinión subjetiva mía.


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 ¡Espero que os haya gustado mucho la entrada!